HASTA LAS MANOS
Igual que perros hambrientos…
Nos devorábamos a todas horas
haciendo un orden del caos con aquella canción.
Lo mío sí que era miedo…
Verte “estupenda” tomándome a broma.
Cómo quitarte de en medio antes del chaparrón
Parecías de mentira entre tanto desastre.
Más temprano que tarde me harías un borrón…
“Sonríe un poco, mirada triste –decías-.
Estás más guapo cuando eres feliz”.
Yo te abrazaba como un gigante suicida
que ya no sabe si quiere morir.
Qué duro es esto de andar perdiendo la vida
como las bolas de tu calcetín.
No me hagas daño, pequeño soplo de furia,
me tienes “hasta las manos”.
La culpa fue del silencio,
no me callé cuando tuve que hacerlo
y cada palabra en tu boca me hacía un jirón.
Tú sí que sabes hacerlo…
Eres alérgica a los descalabros.
Cierro la puerta al salir y te pido perdón.
Se volvió un espejismo lo que era un retrato.
Otra vez a inmolarme con un rock and roll.
“Sonríe un poco…”