DOS AGUJAS
Tenía tantas ganas como miedo de jugar
a ver si me abrazabas con los labios.
Jugándome los dedos con mi propia libertad,
perdí la guerra contra el calendario.
Llegó la hora de huir, como un disparo,
y no supe qué decir.
Heladas por la duda, dos agujas
se pararon en Madrid.
Sentados en el metro ensayabas un adiós,
yo sólo te acompaño hasta Colombia.
Mis manos fantaseaban con bajarte el pantalón,
tus ojos me ignoraban desde el suelo.
Llegando a la estación no pude hacerlo,
preferí dejarte ir.
Memoricé tu pelo en la ventana
y llorando me arrepentí.
Mintiéndome, escapé de aquella trampa,
no volví a saber de ti.
Tal vez la vida no sea más que un juego
y esa noche lo perdí.