Dudas y precipicios
RETRUQUE
Lo tenías que hacer…
largarte con todo.
No quisiste saltar
ni arriesgar los despojos.
Un retruque vanal,
probó los cerrojos.
Yo me engaño al montar
un inverso gang- bang
para no estar tan solo.
Me jugué la mitad,
pecar de incauto
me dejó sin aval,
encadenado.
En un juego de azar
pierden los labios.
Con lo poco que vi
me bastó para obviar
lo que había guardado.
Fue tan fácil correr
cuando hubo disparos…
Sé que no lo soñé,
arañabas mi mano.
Qué desastre de actor
de cine malo.
Por dejarte pensar
me endosaste un Knock Out
con el tiempo contado.
Me jugué la mitad…
pecar de incauto
me dejó sin aval,
encadenado.
En un juego de azar
pierden los labios.
Con lo poco que vi
me bastó para obviar
lo que había guardado…
en vinilos rayados de Michelle Delpech,
en los sueños cumplidos del 83,
en las sábanas lúgubres de aquel hotel
donde nunca era invierno.
SIGUE BUSCANDO
Cansado de perder todas las partidas,
sin lágrimas para embargar.
Perdida la decencia, como las fichas,
posé mis huesos en un bar.
Delante de los whiskys hallé a Melinda
con ínfulas de femme fatale.
“Espérame a las cinco en aquella esquina
y te enseño la parte de atrás”.
Absuelto por mi suerte tenté a la ruina,
volví a jugarme el antifaz.
Chistándome en la esquina de la conciencia
la voz de la fatalidad:
“Sigue buscando,
no la encontrarás.
Sigue esperando
tu oportunidad”
Vencida la liturgia de las caricias
pasamos al segundo round.
“Aparca el corazón junto a la camisa,
hoy no lo vas a utilizar”.
El vértigo de estar con aquella rubia
sudando hormonas sin pagar
subió las pulsaciones de mi autoestima
y ya no pude echarme atrás,
Seguro de la gloria lancé el envite:
“mañana te invito a cenar”.
Estrépito de risas como cuchillos
y la advertencia una vez más:
“Sigue buscando,
no la encontrarás…
Sigue esperando
tu oportunidad”
En la tapa del yogur el mismo mensaje,
en la caja de galletas del minibar:
“Sigue buscando”
EL ÚLTIMO TAXI
Mañana veré tus ojos de dormida
mirando la barra del bar,
buscando respuesta a las preguntas del domingo.
Con cara de idiota te diré: “cariño,
me duele el pecho al respirar”.
“Al ritmo que vas te quedarás en un silbido…”
No quiero salir a ganar las batallas perdidas,
no quiero tener que pelear otra forma de vida…
Pagando el último taxi
con billetes enrollados,
tomando la última copa
en algún lavabo.
Buscando en sitios oscuros
la ceniza de tus labios.
Usando la hoja de ruta
de posavasos…
Mañana vendrán a perdonar mi vida
adictos al lorazepam,
diciendo que vienen a quitarme de mis vicios…
Tendré que jugarme a la ruleta rusa
las llaves de la libertad…
Perder o ganar es sólo una cuestión de estilo.
VIVOS DE FRÍO
Tú bebías una Nordic Mist
apoyada en la barra.
Yo bailaba como un loco a los Smiths
con la copa mediada.
Me miraste con “cara de actriz”,
parecías colocada…
Te sacaste de la manga mi set-list:
“escríbeme algo con gracia”.
-Lo que quieras si compartes conmigo
eso que te hace hablar tanto
-¿Tú me ves a mí careto de dealer?.
Anda, vamos al baño
-¿Las estrellas no tenéis hotel
o es que duermes al raso?
-Duermo donde me lo pida el pantalón.
Última ronda y nos vamos.
Como dos adolescentes lascivos
buscamos un descampado.
Desquiciadamente “vivos de frío”
nos partimos los labios.
No te olvides de ponerme aquí
una prueba firmada.
Quiero que mañana sepan que es por ti
esta herida de bala.
-Tu autobús sale en cuarenta minutos,
vístete un poco y escapa.
No te atrevas a apuntarme en tu lista,
no soy una de tantas.
Tú bebías una Nordic Mist,
yo arreglaba coartadas.
En la cama de tu novia te escribí
esta venganza pactada.
A BORBOTONES
Yo que despierto
seis veces cada noche
sudando a borbotones,
cansado de esperar.
Yo que me cuelo,
como un mal polizonte,
por todas las ventanas
que nunca dan al mar.
Yo, que limpio con alcohol las despedidas,
que alquilo comprensión en las esquinas,
que pago a plazos la felicidad.
Yo, que robo de tu piel las coordenadas,
que pongo el pecho cuando me disparan,
que canto porque no sé respirar.
Yo que me olvido
de cada aniversario,
que miento con descaro
por no verte llorar.
Yo que me escapo
de todas las miradas,
dejando en cada beso
un trozo de disfraz.
Yo que limpio con alcohol las despedidas,
que alquilo compasión en las esquinas,
que pago a plazos la felicidad.
Yo que robo de tu piel las coordenadas,
que pongo el pecho cuando me disparan,
que canto porque no sé respirar.
FUERA DE CONTROL
Jugar a perder
apostando de salida
con la sangre fría de un suicida.
Dejarse la piel
en el punto de partida
como un dependiente de la ruina
Nadie dijo que fuera fácil
tener corazón y seguirle el pulso.
Nadie dijo que fuera culpable
pero todo el mundo lo creyó.
Dos ruedas girando al infierno
en el vértigo de la resignación.
La gloria de los jornaleros
será terminar
fuera de control.
Derrota final
en el tour de la autoestima,
nadie te dará una palmadita…
Temblor esencial,
alquitrán en las rodillas,
mira al líder regalando firmas…
Nadie…
CICATRICES DE PRESTADO
Algo que decir,
tanto que contar,
cicatrices de prestado.
Labios de alquiler,
cambio de disfraz,
tus goteras en mi charco.
Me vuelvo invisible,
me cuelo en tu sopa,
te veo llorar.
Tu vida y la mía se quitan la ropa
entre el humo del bar.
Mucho por vivir,
tanto que contar,
sucedidos de regalo.
Puertas por abrir,
bares por cerrar,
tus huellas en mi zapato.
Invento mentiras
sumando verdades
que pueden matar.
Rodando películas
con pentagramas
te pongo a temblar.
PIERNAS DE MARIONETA
Brota sangre de las dos cejas
en el juicio final del ring.
La hemorragia en la herida abierta
dibujada como carmín.
No se puede evitar la brecha,
la experiencia es la cicatriz.
Con la espalda contra las cuerdas
el honor es algo baladí.
En la lona piernas de marioneta,
la factura de resistir.
Al bajar los puños a las caderas
perdió el combate.
Cuatro puños en pugna abierta,
un espacio por repartir.
Protegerse es la única regla,
la victoria es saber sufrir.
Brota sangre de la cabeza
en el juicio final del ring.
El respeto sobre la mesa
en la partida por sobrevivir.
En la lona…
SEGÚN LOS DÍAS
Maquillada de menta y añil
con los labios mojados en plata
y una huelga de besos
pactada por necesidad.
Palpitando como un colibrí
con la piel de las alas gastada,
ojerosa como un astronauta
con miedo a volar.
Como un sábado noche,
se escapa dejándote un guiño.
En un “cruce de cables”
ya puedes echarte a temblar.
Según los días
te abre los brazos
o te rasga el corazón
con una duda.
Mujer de luna,
papel en blanco,
déjame barrerte un poco
las esquinas.
Con un cuarto creciente en París
y otro cuarto menguante de paso,
si te pide un abrazo
olvídate de tu mitad.
Palpitando como un colibrí
con la piel de las alas gastada,
ojerosa como un astronauta con miedo a volar.
Como un sábado…
Según los días
te abre los brazos
o te arranca el corazón
con una duda.
Mujer de luna,
papel en blanco,
déjame barrerte un poco
las esquinas.
GOLFO
No tuvo tiempo de aprender
todas las mentiras
que le dejé bajo la cama.
No quiere ver que están cortadas
todas las salidas,
pone morritos y se enfada.
Viene con cara asustadiza
a que le venda una ilusión
como si fuera un traficante…
Y me dice:
“golfo,
te voy a hacer un siete
en el centro del corazón.
Voy a romper el mito que tienes
debajo del pantalón.
Anda, dame esos labios de ceniza
que te voy a hacer feliz
como cuando éramos gigantes”
“Yo no me voy a enamorar,
no soy masoquista.
No se me da la cuerda floja.
Pero esta noche es carnaval,
no tienes excusa…
Ven a jugar a “Pretty Woman”
que estás más bueno que el tal Richard
y a mí me está entrando calor.
Hoy voy a ser un poco puta…
DUDAS Y PRECIPICIOS
Necesitaba algún lugar,
tú me ponías un café.
“¿Qué tal te va con ese rollo
de escribir?”
Ya ves, tirando por tirar…
No tengo mucho que perder.
¿Qué hay de lo tuyo?
“No me va mejor que a ti.
¿No fumas mucho? “Pues igual…
De algo tendré que envejecer.
Ni a ti ni a mi nos va a engordar
el porvenir”
Y así, hablando por hablar,
hablé de más y me enganché
a la tristeza que exhibías
para mí.
Llena de dudas y precipicios,
lágrimas secas.
Tápate los oídos, cariño,
para gritar.
Sabes que sólo será un descuido,
no le des vueltas.
Este pecado tiene muy poco
de original.
“Yo me hago mucho de rogar
y, aunque lo estás haciendo bien,
te sobra un poco
de ternura de postín.
Que a mí el azúcar me va mal
y no me quiero entretener,
hace ya tiempo que ensayé
el final feliz”
“Aquí nadie habla de un final,
sólo se trata de entender
que de este cargo
ya no puedo dimitir”
Y así, jugando por jugar,
jugué de más y me enganché
como un pendiente
atrapado en tu nariz