Después de haber recorrido Madrid, en el otoño de 2004, dejando copias de «La vida de alquiler» en cada discográfica que encontré, había dejado de enviar canciones a los sellos. Pero las casualidades están para anular excepciones y un anuncio que vi en la revista Ruta 66 de DFX Records lo cambió todo. Les gustó la primera canción que envié, después la segunda… Vinieron a verme tocar en Uviéu (tuve que reunir mi primera banda para la ocasión) y en mayo de 2008 me vi en Madrid firmando mi primer contrato discográfico.

 

Grabamos aquellas canciones en los estudios Eclipse de Dani Sevillano, con producción suya, mía y de Antón F Ceballos y, a día de hoy, sigue siendo el disco del que más canciones acostumbro a tocar. Con ciertas reservas geográficas, podríamos decir que es el disco que me puso en el mapa. Claro que tengo  muchos tics de la música americana, pero es que en aquellos tiempos casi todos queríamos ir a Nueva Orleans. Canciones como «Piernas de marioneta»  o «Sigue buscando» ya no cuentan la historia de mi vida, pero el resto siguen retrotrayéndome cada cierto tiempo a aquel octubre de 2008 en el que comencé a asomar la cabeza por los cafés del país.